La alimentación de las cerdas gestantes es importante no sólo por motivos estrictamente productivos y económicos, sino también por su efecto sobre el comportamiento y el bienestar de los animales. Uno de los aspectos mejor descritos del manejo de la alimentación durante la gestación es la necesidad de una cierta restricción de la cantidad de alimento. Sin embargo, esta restricción se ha relacionado con la presencia de estereotipias en cerdas alojadas en jaulas de gestación y con competencia agresiva por el alimento en cerdas alojadas en grupo.
Las estereotipias se definen como secuencias repetitivas e invariables de movimientos, que además carecen de función aparente. Entre un 20 y un 100% -según los estudios- de las cerdas gestantes atadas o en jaulas realizan estereotipias, que ocupan entre el 10 y el 20% de su tiempo. Las estereotipias más frecuentes de las cerdas gestantes son el mordisqueo de las barras de la jaula, la masticación en vacío y la manipulación del bebedero, en ocasiones con consumo de agua. Las estereotipias son importantes por dos motivos. En primer lugar, la mayoría de autores señalan que son indicadores de falta de bienestar. En segundo lugar, las estereotipias causan un aumento importante del gasto energético y podrían estar implicadas en el síndrome de la cerda delgada, especialmente si no se raciona individualmente a los animales.
Aunque las causas de las estereotipias no se han establecido con exactitud, la evidencia experimental de que se dispone indica que son el resultado principalmente de la sensación de hambre de las cerdas gestantes alimentadas de forma restringida. Según parece, las estereotipias aparecen cuando el animal tiene hambre y al mismo tiempo el sistema de alojamiento impide la expresión de la conducta trófica normal. En efecto, cuando experimentalmente se aumenta el aporte de energía, la incidencia de estereotipias y el tiempo dedicado a realizarlas disminuyen significativamente. Es interesante mencionar que algunos autores recomiendan que, si se pretende optimizar su rendimiento productivo, las cerdas actuales, de alta prolífidad y eminentemente magras, precisan niveles de alimentación en gestación superiores a los establecidos en las recomendaciones nutritivas al uso. Además, algunos estudios recientes sugieren que la alimentación de la cerda durante el periodo comprendido entre los días 50º y 80º de gestación puede ser sumamente importante para determinar el número de fibras musculares de los lechones al nacimiento y por tanto su potencial futuro de crecimiento. En efecto, se ha demostrado que los lechones de cerdas alimentadas con 5.0 Kg. de pienso al día entre los días 25º y 80º de gestación expresan un mayor crecimiento y un menor índice de conversión a partir de los 70 días de edad.
Además de aumentar el aporte de energía, suministrar paja o un material similar que los animales puedan manipular, o aportar una dieta que resulte en un aumento del tiempo diario de ingestión resulta en una disminución de las estereotipias. Así, por ejemplo, administrando un nivel de alimentación equivalente –es decir, con la misma ingestión de energía metabolizable por día- con raciones que contenían un 2.2, 10.1 y 20.4% de fibra bruta, se demostró que las raciones altas en fibra mejoran el estado de bienestar de las cerdas en su primera y segunda gestación; reducen las estereotipias, el número de cambios posturales y la ingestión de agua. Además, se ha señalado que las raciones con un alto contenido en fibra causan también un aumento del 5% en la ingestión voluntaria durante la lactación.
La relación entre la alimentación y el bienestar de las cerdas gestantes es importante por otro motivo. Recientemente la Unión Europea ha aprobado una directiva de protección animal que prohíbe las jaulas de gestación y obligar a mantener a las cerdas gestantes en grupos desde cuatro semanas después de la cubrición hasta siete días antes de la fecha prevista de parto. Esta directiva –que es de obligado cumplimiento en todos los estados miembros de la Unión Europea- entrará en vigor el 1 de enero de 2003 para granjas de nueva construcción y el 1 de enero de 2013 para todas las granjas. Uno de los principales problemas de manejo del sistema de alojamiento en grupo es la elevada frecuencia de interacciones agresivas entre los animales. Estas interacciones hacen que en ocasiones entre el 5 y el 10% de los animales sean incapaces de adaptarse al sistema y deban ser descartados. La sensación de hambre de la cerda aumenta la frecuencia de peleas. Por lo tanto, un manejo adecuado de la alimentación que resulte en una mayor sensación de saciedad –y que tenga en cuenta tanto la regulación metabólica, es decir, la ingestión de energía, como la regulación física, es decir, la ingestión de fibra- podría tener consecuencias positivas tanto desde el punto de vista productivo como de bienestar animal. En este sentido, la directiva comunitaria tan solo indica que las cerdas deberán recibir una cantidad suficiente de alimentos rico en fibra y alimentos con un elevado contenido energético. Aunque esta recomendación es muy imprecisa pone de manifiesto el interés de investigar acerca del manejo óptimo de la alimentación en cerdas gestantes alojadas en grupo. Esta investigación debería tener en cuenta no sólo las posibilidades de alimentación individualizada, sino también las formas de resolver los problemas de bienestar derivados de la sensación de hambre.
Xavier Manteca y Josep Gasa. Universitat Autònoma de Barcelona. España.