Hace un mes anunciábamos que el precio del cerdo había tocado fondo y que se movería, lentamente y no sin vicisitudes, al alza. Las cosas no han ocurrido exactamente así.
Es bien sabido que, en materia de porcino, Alemania propone y dispone lo que deba acontecer en el conjunto de Europa. Alemania subió en febrero consecutivamente +5, + 2, +5, +7 para repetir en la última semana.
Todos los mercados europeos, sin excepción, han seguido la estela del gigante alemán y los precios remontan tanto en la Europa nórdica como en la mediterránea. El consumo y las ventas de carne siguen estancados, los stocks no descienden, pero el precio del ganado ha subido -con aparente firmeza- un escalón.
Los pesos de las canales han disminuido aunque siguen en niveles de récord para la época. La oferta en vivo ha disminuido.
En la última semana de febrero la Comisión Europea ha tomado la decisión de desencadenar una operación de almacenamiento privado de carne de porcino. Los términos de la misma parecen indiscutiblemente pensados para almacenar durante tres meses. España y Alemania (los dos primeros países por sacrificios) se opusieron a esta medida. Dinamarca la apoyó y secundó.
Esta operación de almacenaje aportara firmeza a corto plazo y cuando llegue junio y la carne ahora apartada deba regresar al mercado ya se verá. Las circunstancias pueden ser muy distintas de las actuales.
El euro sigue débil y éste es un factor que favorece la confianza.
Ya queda menos para llegar a mayo. 1,145 euros / kg en vivo es un buen punto de partida para transitar hasta la primavera. Mirando hacia atrás no cabe ninguna duda que lo acontecido podría haber sido peor, mucho peor.
Del refranero español: "no hay mal que cien años dure"
Guillem Burset