El mes de junio se ha mostrado fiel a su tradición de “sacudir” nuestro mercado posicionando la cotización española en cabeza del ranking europeo. Si bien esta situación es habitual, este año se ha retrasado algo más de lo normal.
Los mercados vecinos rezuman firmeza en todos los aspectos, Alemania retoma el camino alcista después de un despegue súbito y prematuro -que corrigió- y la dubitativa Francia no tiene más remedio que subirse al carro de la carrera alcista en que todos parecen empeñados. La subida de las cotizaciones es general en toda Europa, brusca y, de momento, consistente (incluso la comedida Dinamarca ha subido en junio más de 3 céntimos!)..
Los países del Este europeo aparecen “secos” de ganado e importan de Europa central tanto ganado vivo como canales, la meteorología nos depara calores por doquier y el ganado disponible es poco abundante y muy ligero de peso (la reducción del peso promedio de la canal española se produce a una velocidad pasmosa). Portugal no tiene cerdos y ayuda a drenar nuestro mercado.
Hasta ahora, la comercialización de la carne no ha resultado fácil: el consumo de la carne de mesa se ha mostrado muy al ralentí y las existencias de carne industrial no disminuían. Con las ultimas sacudidas el mercado ha cambiado y se muestra más activo aunque la carne no evoluciona con la radicalidad alcista de las canales.
Los mataderos y salas de despiece se las ven y las desean para repercutir los aumentos en la carne, semana tras semana se dejan jirones de margen por el camino y las pérdidas en las cuentas de explotación son generales y, en algunos casos, preocupantes.
Todo parece indicar que la actual firmeza tiene cuerda para unas cuantas semanas: los mataderos lo pasarán mal y con toda probabilidad se intentarán emprender acciones corporativas de reducción de matanzas como en otras ocasiones ha sucedido (siempre en esta época del año).
Siendo el escenario de este inicio de julio un situación ya conocida, la incógnita radica en septiembre:¿recularan las cotizaciones como es tradicional o bien agarrándose a una reducción de cabaña podrán mantenerse?. A nuestro juicio esta es la gran cuestión. Por el momento todo apunta a que este verano se agotarán las existencias a poco que los hados sean propicios.
La industria transformadora ve con preocupación que el mercado cambia: no le resulta fácil trasladar aumentos de precio a su clientela (muy concentrada hoy en día en pocas manos) y constata que deberá luchar intensamente para salvaguardar su ya escaso margen. No parece que haya otro remedio que anunciar subidas.
Esperemos que el ganadero pueda enjuagar en parte sus pérdidas y consiga volver a sonreír……
El éxito consiste en ir de fracaso en fracaso sin desesperarse (Winston Churchill).
Guillem Burset |