La mezcla de grupos de animales (mezcla de lotes enteros o introducción de uno o dos animales en un grupo formado) es una práctica común en producción porcina. Aunque se realiza en todas las fases de producción, es especialmente frecuente en el momento del destete, al final de la fase de transición y en el transporte a matadero. En todos los casos se pretende homogeneizar los pesos en los diferentes grupos de animales, con la idea de reducir costes por un mayor (¿mejor?) aprovechamiento del espacio, tanto en corrales como en vehículo de transporte.
Sin embargo, esta práctica puede ocasionar problemas no sólo de bienestar sino también de productividad. Para profundizar en este aspecto, describiremos en primer lugar la conducta agresiva, sus causas y consecuencias, para posteriormente intentar plantear algunas soluciones al problema casi inevitable de la mezcla de lotes.
Conductas sociales y agresividad
La vida en grupos supone muchos beneficios para los animales (defensa contra depredadores, mayor eficacia en la búsqueda de comida, etc) pero sin olvidar que se trata de un grupo de seres individuales que lucharán por sobrevivir, es decir, por acceder a una serie de recursos (espacio, agua, alimento, etc). La prioridad de acceso a dichos recursos se determina en todas las especies sociales mediante interacciones agresivas. Tras diversos encuentros entre dos animales se acaba estableciendo lo que se conoce como relación de dominancia, es decir, el animal A domina sobre el B. El conjunto de relaciones de dominancia entre todos los animales de un grupo forma lo que llamamos jerarquía.
Una jerarquía estable permite que los animales de un grupo convivan manteniendo unos niveles mínimos de agresividad. Esto es posible principalmente porque los cerdos son capaces de reconocer de forma individual a cada uno de los integrantes del grupo. Por lo tanto, en un encuentro entre dos animales de una jerarquía ya establecida, la prioridad de acceso al recurso ha sido previamente determinada mediante agresiones por lo que los animales acceden a éste en un orden prefijado sin tener que pelear en cada encuentro.
Consecuencias de las conductas agresivas
Las conductas agresivas tienen efectos tanto sobre el bienestar animal como sobre la productividad. Desde el punto de vista del bienestar, las agresiones pueden provocar heridas y, con ello, un mayor riesgo de padecer infecciones. Además, la imposibilidad de evitar al animal agresor por encontrarse confinado en recintos relativamente pequeños supone un alto grado de estrés social. Dicho estrés afectará además a otros parámetros fisiológicos provocando alteraciones en el sistema inmune y facilitando la aparición de diarreas concretamente en animales recién destetados. En casos extremos, y concretamente en animales sensibles al estrés (halotano positivos), el estrés unido al esfuerzo físico que supone una conducta agresiva intensa y/o prolongada pueden provocar la muerte de algunos animales.