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¿Qué sabemos sobre las vacunas autógenas de Streptococcus suis?

A pesar de décadas de investigación sobre las vacunas contra S. suis, las bacterinas autógenas o autovacunas son prácticamente la única estrategia de prevención a la que tienen acceso los productores porcinos, pero ¿cuáles son sus puntos débiles?

La intensificación de la producción de piensos y el surgimiento de nuevos sistemas de producción (como "Criado sin antibióticos" o sistemas orgánicos) ha resultado en el surgimiento o resurgimiento de patógenos. Estas nuevas tendencias sociales, junto con la voluntad de reducir el uso de antimicrobianos en la producción ganadera, resaltan la importancia de mejorar las vacunas existentes y/o desarrollar nuevas estrategias de vacunación para luchar contra los patógenos emergentes o reemergentes.

La intensificación de la producción de piensos y el surgimiento de nuevos sistemas de producción (como "Criado sin antibióticos" o sistemas orgánicos) ha resultado en el surgimiento o resurgimiento de patógenos. Estas nuevas tendencias sociales, junto con la voluntad de reducir el uso de antimicrobianos en la producción ganadera, resaltan la importancia de mejorar las vacunas existentes y/o desarrollar nuevas estrategias de vacunación para luchar contra los patógenos emergentes o reemergentes.

Streptococcus suis (S. suis) es considerado uno de los agentes bacterianos reemergentes del sector porcino más importantes en la era de las restricciones antimicrobianas. De hecho, las infecciones por S. suis son una de las principales causas del uso de antimicrobianos en lechones, ya sea de forma curativa o (donde esté permitido) profiláctica/metafiláctica.

Los datos mundiales sobre resistencia a los antimicrobianos de S. suis son preocupantes; por lo tanto, para reducir el uso de antimicrobianos, la prevención de la enfermedad debe concentrarse en el manejo de los factores predisponentes y la vacunación. A pesar de una intensa investigación que ha derivado en diferentes antígenos candidatos a vacunas, hasta ahora no se ha comercializado ninguna vacuna de eficacia universal contra S. suis. Sin duda, una mayor investigación avanzaría el desarrollo de vacunas de subunidades. Mientras tanto, las únicas vacunas disponibles que se utilizan en condiciones de campo son autógenas (también llamadas autovacunas), que consisten en bacterias muertas ("bacterinas") del aislado predominante obtenido de una granja afectada, producidas por laboratorios autorizados y administradas en la misma granja. Sin embargo, hay muy pocos estudios científicos que demuestren que el uso de dichas vacunas en condiciones de campo se correlaciona con una reducción de la mortalidad y con el uso de antimicrobianos de forma curativa. De hecho, los informes revisados por pares en condiciones de campo sobre vacunas autógenas son casi inexistentes: sólo 4 artículos publicados en los últimos 30 años. Además, los estudios de laboratorio controlados han mostrado resultados contradictorios en cuanto a la protección inducida por bacterinas producidas experimentalmente (para más información, véase Rieckmann et al. 2020).

Cuestiones no resueltas sobre vacunas autógenas de S. Suis

1.Diagnóstico de S. suis – de principio a final. El diagnóstico correcto de S. suis como causa primaria de una enfermedad puede dificultar la elección del aislado o aislados a incluir en la vacuna autógena. Todavía hay una cuestión sin resolver en relación con los aislados obtenidos de pulmones (Obradovic et al, 2021), ya que se consideran infecciones secundarias y probablemente no deberían incluirse en la composición de la vacuna. El diagnóstico adecuado de S. suis también es importante para evaluar la eficacia del programa de vacunación autógena aplicado en la granja. Un factor de confusión importante es la evaluación de la mortalidad total o de los tratamientos totales en lugar de los relacionados directamente con los signos clínicos compatibles con la enfermedad de S. suis. Hay que tener en cuenta que otras infecciones bacterianas pueden inducir signos clínicos similares, como la Glaesserella (Haemophilus) parasuis. Además, si en la granja existía un brote de una enfermedad no relacionada y se controló durante el ensayo de vacunación, la mejora de la salud podría no estar directamente relacionada con el efecto de la vacuna. Al contrario, como infección concomitante que causa mortalidad de los lechones, también podría afectar negativamente a la evaluación de la vacuna autógena. Por lo tanto, la necropsia de confirmación seguida de la bacteriología y el serotipado de S. suis deben realizarse sistemáticamente en los estudios de campo de la vacuna.

2. Formulación de la vacuna: el secreto del éxito. Las vacunas autógenas están "relacionadas con el fabricante", ya que cada laboratorio autorizado utiliza diferentes protocolos, dosis de antígeno, tipos y concentraciones de adyuvantes, entre otras variables introducidas durante el proceso de fabricación. Los adyuvantes son componentes clave de una vacuna: tienen el poder de modular la eficacia vacunal, la fuerza y la duración de la respuesta inmunitaria inducida por la vacuna. A pesar de la importancia de los adyuvantes, pocos estudios han comparado su efecto dentro del mismo ensayo experimental o, al menos, bajo las mismas condiciones. Un trabajo reciente, en el que se comparó el efecto de seis adyuvantes comerciales diferentes sobre la eficacia de la vacuna de bacterina de S. suis, demostró que el tipo de adyuvante tiene un efecto primordial sobre la respuesta inmunitaria y la protección de los lechones frente a un desafío con S. suis. Este estudio también confirmó los hallazgos anteriores sobre la limitada inmunogenicidad y/o protección de las vacunas de bacterina formuladas con hidróxido de aluminio, comúnmente conocido como alumbre; mientras que el uso de emulsiones adyuvantes a base de aceite parece prometedor. Por lo tanto, son necesarios más estudios sobre el efecto de la formulación de las vacunas.

3. Vacunación de las cerdas: el dilema del número de dosis. La inmunización de las cerdas podría generar una inmunidad materna pasiva protectora en los lechones. La vacunación de las cerdas es menos costosa y requiere menos trabajo, por lo que representa una alternativa económica a la vacunación de los lechones. Un reciente estudio de campo destacó que se requería un programa de 3 dosis en las primerizas de reposición para alcanzar un aumento significativo en los niveles de anticuerpos (Corsaut at al, 2021), proporcionando por primera vez una justificación científica para implementar este programa en la reposición de origen externo que entra en cuarentena. Este programa de vacunación dio como resultado una mayor inmunidad materna presente en los lechones en comparación con aquellos procedentes de primerizas no vacunadas. En otro estudio de campo (Corsaut at al, 2020), las cerdas de reposición interna, que habían recibido un programa de vacunación autógena de 2 dosis, también mostraron mayores niveles de anticuerpos. Sin embargo, no mejoró la transferencia de anticuerpos maternos a los lechones y, por tanto, su protección clínica en la transición. Estas discrepancias pueden explicarse por diversas variables, incluyendo la formulación de la vacuna, el uso de 3 dosis frente a 2 dosis y si el origen de la reposición es interna o externa, entre otros factores específicos de la granja. A pesar de estas diferencias, una característica común observada entre los dos estudios de campo fue que la duración de la inmunidad materna disminuye muy rápidamente independientemente del programa de vacunación. Esta caída de la inmunidad materna se produce en el momento de mayor vulnerabilidad de los lechones destetados a la infección por S. suis. Por lo tanto, la cuestión sigue siendo cómo mejorar la duración de la inmunidad materna para proteger a los lechones durante toda la transición.

¿Y la "dosis de refuerzo"? Esta es otra práctica común en campo, pero no hay datos científicos disponibles para apoyar esta estrategia de prevención. En uno de los estudios mencionados anteriormente (Corsaut at al, 2021), una dosis de vacuna "de refuerzo" en las primerizas de reposición ya vacunadas dio lugar a una respuesta de recuerdo ("memoria") en términos de niveles de anticuerpos en los siguientes partos. Sin embargo, el efecto protector sobre los lechones aún está por definir. Del mismo modo, aún no se ha estudiado el efecto de una combinación de vacunación masiva con dosis repetidas de vacunas autógenas antes de cada parto.

4. Vacunación de los lechones: demasiado pronto o demasiado tarde. Hasta donde sabemos, sólo tres artículos publicados han abordado la eficacia de este enfoque preventivo en condiciones de campo. En una granja de ciclo cerrado, los lechones recibieron una vacuna autógena en el destete y un refuerzo 3 semanas después de entrar en la transición. El efecto directo de la vacunación (mortalidad por S. suis) no fue estadísticamente significativo. Sin embargo, la eficacia calculada total y general de la vacuna (mortalidad completa a nivel de granja) mostró de alguna manera efectos protectores potenciales; sin embargo, aquí se consideró la mortalidad debida a cualquier causa (Hopkins et al, 2019). En un estudio de campo donde los lechones se vacunaron en el destete y se revacunaron 10 días después, las tasas de mortalidad y morbilidad en los lechones destetados fluctuaron independientemente del tratamiento (Torremorell et al, 1997), lo que confirma la dificultad de evaluar el resultado clínico de la vacunación y la importancia de un diagnóstico adecuado. Finalmente, en el tercer estudio, los lechones recibieron una vacuna autógena durante la primera semana de vida y a las tres semanas de edad. Este programa de vacunación no logró inducir una respuesta de anticuerpos y no se observó ninguna protección clínica. La falta de respuesta puede deberse a la interferencia de un alto nivel de anticuerpos maternos y/o a un sistema inmunitario inmaduro de los lechones. Por lo tanto, se necesita más investigación para evaluar la franja de edad perfecta para la vacunación de los lechones con el fin de evitar la interferencia materna pero conferir protección en el momento de la aparición de los signos clínicos de S. suis.

Conclusión


A pesar de décadas de investigación sobre las vacunas contra S. suis, las bacterinas autógenas o autovacunas son prácticamente la única estrategia preventiva a la que tienen acceso los productores porcinos. Por lo tanto, son esenciales más estudios de campo para validar científicamente su efecto protector y, en consecuencia, su impacto coste-beneficio para los productores porcinos. Además, se requieren más estudios experimentales (de laboratorio) para generar conocimientos científicos que permitan mejorar esta importante herramienta preventiva y ayudar a reducir el uso de antimicrobianos.

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