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Correlación entre el perfil de ácidos grasos y el índice de yodo de 4 depósitos grasos en cerdos alimentados con varios niveles de ractopamina y energía

El índice de yodo de un determinado depósito graso no es un buen indicador del de otros depósitos grasos.

7 febrero 2012
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Las raciones que contienen ractopamina han demostrado mejorar la GMD y el índice de transformación en cerdos de acabado. Además, los cerdos a los que se les ha suministrado ractopamina exhiben una disminución del contenido en grasa subcutánea y un mayor rendimiento en carne magra. Un total de 54 cerdos castrados (PV inicial = 99,8 ± 5,1 kg; PIC C22 x 337) alojados en corrales individuales fueron asignados a 1 de los 6 tratamientos, resultantes de un diseño factorial de 2 × 3, con 2 niveles de ractopamina (0 y 7,4 mg/kg) y 3 niveles de energía en la ración (alto: 3.537, medio: 3.369 y bajo: 3.317 kcal/kg de EM), para determinar los efectos de suministrar ractopamina y varios niveles energéticos en la ración sobre el perfil de ácidos grasos de 4 depósitos grasos (papada, panceta y grasa subcutánea e intramuscular del lomo) y las relaciones predictivas del índice de yodo (IY) calculado entre estos 4 tipos de depósitos grasos.

La administración de raciones con ractopamina redujo (P < 0,05) el total de AGS a nivel de la grasa subcutánea (GSC) y de la grasa intramuscular (GIM), y aumentó (P = 0,04) el total de AGMI a nivel de la GSC. Además, el suministro de ractopamina aumentó (P < 0,01) el IY de la GIM. El contenido total de AGMI de la panceta se redujo (P < 0,05) cuando se administraron raciones bajas en energía en comparación con las raciones altas en energía. El contenido total de AGMI de la papada también disminuyó (P < 0,05) y su contenido en AGPI aumentó (P < 0,05) cuando los animales recibieron raciones con medio nivel energético en comparación con los que comieron las raciones con alto o bajo contenido energético. Los valores de IY, independientemente del tratamiento, fueron de 60,97, 64,51, 55,59 y de 58,26 para la panceta, la papada, la GIM y la GSC, respectivamente. Las correlaciones del IY dentro de un mismo depósito graso no fueron constantes en los distintos tratamientos dietéticos, debido al efecto de estos sobre las características de los ácidos grasos de las canales. El suministro de raciones con ractopamina cambió el perfil de ácidos grasos de la GSC, habiendo un intercambio de los AGS por los AGMI. En cambio, el suministro de estas mismas raciones no cambió los perfiles lipídicos de la panceta, evitando así los posibles efectos negativos de un ablandamientos de la grasa, lo que sería indeseable para su procesado.

En conclusión, el IY de un depósito graso no es un buen indicador del IY de otros depósitos grasos, debido a los débiles coeficientes de correlación y a la aparente influencia del tratamiento dietético.

BR Wiegand, RB Hinson, MJ Ritter, SN Carr and GL Allee, 2011. Journal of Animal Science, 89: 3580-3586 http://dx.doi.org/10.2527/jas.2010-3302

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