El aporte de nutrientes para las cerdas adultas durante la gestación debe satisfacer sus necesidades de mantenimiento, así como el desarrollo y crecimiento del tejido fetal. La nutrición materna juega un papel crítico en el crecimiento y desarrollo del feto así como en su rendimiento y salud después del nacimiento. Así mismo, el consumo de lisina durante la gestación tiene gran impacto sobre el rendimiento reproductivo posterior de las cerdas. Por estos motivos, el objetivo del presente estudio fue determinar el efecto del consumo de lisina durante la última mitad de la gestación hasta el parto en los rendimientos de la camada, así como en la condición corporal, y en los metabolitos y las hormonas sanguíneas de cerdas multíparas. En el día 30 de gestación, 200 cerdas Landrace×Large White se distribuyeron al azar a uno de los 4 grupos según el peso vivo y la paridad (n = 50). Las raciones de gestación contuvieron 0,46, 0,56, 0,65 o 0,74% de lisina.
El incremento de la concentración de lisina en la dieta mejoró la condición corporal de las cerdas en el momento del parto y aumentó los pesos de la camada (P < 0,05). Los niveles de lisina en la ración también presentaron un efecto significativo sobre el contenido en materia seca (P < 0,05) y proteína (P < 0,05) del calostro. El aumento del consumo de lisina aumentó la concentración sérica de insulina (P < 0,05) y tendió a aumentar el contenido sérico de prolactina (lineal, P = 0,07). Sin embargo, el aumento de los niveles de lisina tendió a disminuir la concentración de N ureico en sangre (cuadrática, P = 0,05).
Estos resultados apoyan la idea que los niveles dietéticos de lisina recomendados por el NRC para las cerdas multíparas gestantes (0,52-0,54%) no maximizan la condición corporal de éstas, ni el peso vivo de los lechonas al nacimiento ni la calidad del calostro. En base a estos resultados, el nivel dietético de lisina óptimo para las cerdas multíparas gestantes para maximizar estos parámetros es de 0,65% de lisina. Aunque se obtuvo un mayor incremento en la condición corporal de las cerdas, en el peso vivo de los lechones al nacimiento y en la calidad del calostro en las cerdas que se les suministró la ración con un 0,75% de lisina, estas diferencias no fueron significativas, y la adición de tales niveles en el pienso reduciría la eficiencia económica. Los resultados obtenidos reflejan como los niveles de lisina no tienen ningún efecto sobre el tamaño de la camada. Por consiguiente, cuando se implementan estrategias alimenticias para mejorar el rendimiento reproductivo de las cerdas, un consumo apropiado de lisina por parte de las cerdas gestantes debería tenerse en cuenta y, dependiendo de los objetivos del productor, administrar niveles de lisina más altos que los actualmente recomendados por el NRC también deberían considerarse.
RF Zhang, Q Hu, PF Li, LF Xue, XS Piao and DF Li, 2011. Asian Australasian Journal of Animal Science, 24(8): 1142 - 1147.