En un estudio realizado en 1989, 10 lechones fueron inoculados vía intracraneal, intraperitoneal e intravenosa con un homogeneizado de tallo cerebral bovino procedente de animales afectados por la EEB. A las 74 semanas post-inoculación se observaron los cambios típicos de la EEB en uno de los cerdos. Tras este descubrimiento se prohibió la utilización de los llamados "materiales de riesgo" a cualquier tipo de animal tanto de granja como doméstico. Los resultados del experimento a largo plazo (entre las 69 a 150 semanas pi) mostraron signos de EEB en 7 de los 10 cerdos inoculados. En estos cerdos, los cambios histopatológicos en el cerebro fueron severos y extensos y se detectó presencia de priones. El cerebro, la médula espinal, el intestino y el páncreas de los cerdos infectados se mostraron infecciosos para ratones.
Se realizó otro experimento en el que cerdos destetados fueron alimentados con elevadas cantidades de cerebro procedente de bovinos afectados por la EEB (1,2 kg/cerdo, unas 50.000 veces la cantidad estimada consumida de forma natural cuando los animales se alimentaban con piensos con harinas de carne y huesos). Los cerdos fueron observados durante 7 años y no se observaron signos de EEB. En otro experimento, los cerdos fueron alimentados con homogeneizado de cerebros de ovejas afectadas por Scrapie, en este caso los animales tampoco presentaron EST.
D. Matthews & B.C. Cooke. The potential for transmissible spongiform encephalopathies in non-ruminant livestock and fish. OIE Scientific and Technical Review Volume 22. 2003.