Para clasificar las granjas en positivas o negativas se realizó una primera serología a 50 cerdos, con un peso cercano al de matadero, de cada granja. Durante dos años se realizó un seguimiento bacteriológico y serológico cada tres meses.
Las probabilidades de que los cerdos de final de engorde fueran seropositivos eran 10 veces superiores si lo habían sido en la primera fase. Cuando las muestras fecales eran positivas, la granja tenía más posibilidades de ser seropositiva en el mismo análisis. La clasificación de las granjas varió mucho con el tiempo, independientemente si inicialmente habían sido positivas o negativas.
Lo Fo Wong DM, Dahl J, Wingstrand A, van der Wolf PJ, von Altrock A, Thorberg BM. Epidemiol Infect. 2004. 132(5):903-14