Los transpondedores se inyectaron subcutáneamente en la base de la oreja o intraperitonealmente. Todos los lechones fuero identificados mediante dos técnicas, evitando siempre la combinación del crotal electrónico con la inyección subcutánea del transpondedor en la base de la oreja. Se verificó la legibilidad de los sistemas durante el engorde (hasta 110kg) y en el matadero.
Las pérdidas de crotales durante el engorde fuero más bajas para los control que para los electrónicos (algunos de los cuales, además, se estropearon). Los transpondedores grandes inyectados en la base de la oreja se perdieron más que los pequeños. En los inyectados intraperitonealmente no se observaron diferencias en las pérdidas atribuibles al tamaño. El transporte al matadero cursó con pérdidas similares para todos los crotales (los inyectables no se perdieron en esta fase). Las pérdidas en el matadero fueron similares para todos los crotales (a lo que hubo que sumar el fallo electrónico de un 12% del los E1). La zona de inyección afectó a las pérdidas y/o roturas (6,4% en la base de la oreja y 0% en los intraperitoneales), aunque el tiempo de recuperación no varió significativamente.
La trazabilidad varió significativamente entre los control (86,7%), los crotales electrónicos (0-68,1%) y los inyectables (subcutáneos: 17,8-75,0% e intraperitoneales: 98-100%).
G Caja, M Hernández-Jover, C Conill, D Garín, X Alabern, B Farriol y J Ghirardi. Use of ear tags and injectable transponders for the identification and traceability of pigs from birth to the end of the slaughter line. 2005. J. Anim. Sci. 83:2215-2224